En el Año Santo de la
Misericordia
MARÍA PÉREZ
Misericordia quiero y no sacrificio es el lema
escogido por el papa Francisco para su mensaje de Cuaresma 2016. Como cada palabra de Bergoglio, este
lema no es casual: el Papa nos invita a vivir la Cuaresma de este Año Jubilar
“con mayor intensidad, como momento fuerte para celebrar y experimentar la
misericordia de Dios”, centrándonos en los actos concretos. Por eso, os
ofrecemos siete propuestas concretas para vivir la Cuaresma tal y como
propone Francisco.
1) Escuchar la Palabra de Dios y
participar en la iniciativa ’24 horas para el Señor': Con esta
invitación, Francisco propone “hacer hincapié en la primacía de la
escucha orante de la Palabra, especialmente de la palabra profética. La
misericordia de Dios, en efecto, es un anuncio al mundo: pero cada cristiano
está llamado a experimentar en primera persona ese anuncio”.
2) Acercarse a un misionero de la
Misericordia: son más de 1.000 los sacerdotes de todo el mundo que Francisco ha
enviado, “a fin de que sean para todos un signo
concreto de la cercanía y del perdón de Dios”. Y es que durante este Año Santo,
todas las personas que lo deseen podrán acercarse a un misionero de la
Misericordia, acreditados para perdonar los pecados habitualmente
reservados a la Santa Sede.
3) Profundizar en el origen bíblico de
la misericordia. “El misterio de la misericordia divina se revela a lo largo de la
historia de la alianza entre Dios y su pueblo Israel”. Por ello, y a través de
la lectura del Antiguo y Nuevo Testamento, el Papa anima a recorrer la
Sagrada Escritura en clave de misericordia, desde Abraham, Isaac y Jacob hasta
Jesús de Nazaret: “La misericordia expresa el comportamiento de Dios
hacia el pecador, ofreciéndole una ulterior posibilidad para examinarse,
convertirse y creer, restableciendo de ese modo la relación con él. Y, en Jesús
crucificado, Dios quiere alcanzar al pecador incluso en su lejanía más extrema,
justamente allí donde se perdió y se alejó de Él”.
4) Conocer las obras de misericordia. Son siete
corporales (dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento,
vestir al desnudo, dar posada al peregrino, visitar los enfermos, redimir a los
cautivos y sepultar a los difuntos) y siete espirituales (enseñar
al ignorante, dar buen consejo al que lo necesita, corregir a los pecadores,
tener paciencia en las tribulaciones, perdonar con gusto las ofensas, consolar
a los afligidos y orar por los vivos y los difuntos). “Las obras de
misericordia nos recuerdan que nuestra fe se traduce en gestos concretos y
cotidianos, destinados a ayudar a nuestro prójimo en el cuerpo y en el
espíritu”.
5) Ponerlas en práctica. Las obras de
misericordia nos ayudarán, según el Papa, “a despertar nuestra
conciencia, muchas veces aletargada ante el drama de la pobreza, y para
entrar todavía más en el corazón del Evangelio, donde los pobres son los
privilegiados de la misericordia divina”. Por ello, Francisco nos invita en
esta Cuaresma “a tocar la carne de Cristo en los hermanos y hermanas que
necesitan ser nutridos, vestidos, alojados, visitados; además de a enseñar,
aconsejar, perdonar, amonestar, rezar”.
6) Tomar a María como ejemplo de
misericordia: “La Virgen fue la primera que, frente a la grandeza de la
misericordia divina que recibió gratuitamente, confesó su propia pequeñez,
reconociéndose como la humilde esclava del Señor”, recuerda Francisco.
7) Y por último, pero no menos
importante, convertirnos. “Solo en el amor de Dios está la respuesta a la sed de
felicidad y de amor infinitos del hombre”. Cuarenta días por delante para
emprender el camino de vuelta hasta el corazón misericordioso del Padre.
Fuente: Vida Nueva