El
Adviento
Reflexión de San Juan
Pablo II, 1978
III
El ateísmo
3.
Para comprender hasta el fondo esta doble realidad de la que cada día late y
palpita el cristianismo, hay que remontarse hasta los comienzos mismos de la
Revelación o, mejor, hasta los comienzos casi del pensamiento humano.
En los comienzos del pensar humano pueden
darse concepciones diferentes; el pensar de cada individuo tiene la propia
historia en su vida, ya desde la infancia. Sin embargo, hablando del «comienzo»
no nos proponemos tratar propiamente de la historia del pensamiento. En cambio,
queremos dejar constancia de que en las bases mismas del pensar, es decir, en
sus fuentes, se encuentran el concepto de «Dios» y el concepto de «hombre». A
veces están recubiertos por un estrato de otros muchos conceptos distintos
(sobre todo en la actual civilización, de «cosificación materialista» e incluso
«tecnocrática»); pero ello no significa que aquellos conceptos no existan o no
estén en la base de nuestro pensar. Incluso el sistema ateo más elaborado sólo
tiene un sentido en el caso de que se presuponga que conoce el significado de
la idea de «Theos», es decir, Dios. A este propósito, la constitución pastoral
del Vaticano II nos enseña justamente que muchas formas de ateísmo se derivan
de que falta una relación adecuada con este concepto de Dios. Por ello, dichas
formas son, o al menos pueden serlo, negaciones de algo o, más bien, de Algún
otro que no corresponde al Dios verdadero.
Catequesis del Papa San Juan Pablo II
29 de noviembre de 1978
29 de noviembre de 1978
Fuente: Aciprensa.