LOS 7 TIPOS DE ESCENARIOS PARA
EVANGELIZAR
No es lo mismo tratar con tu jefe que con tus colegas.
I
Según
Fray Nelson Medina.
Tratar
con superiores, con subordinados, con iguales que no hemos escogido, con
nuestros seres queridos, con desconocidos... cada situación requiere un trato
distinto.
Fray
Nelson Medina nació en Bogotá, Colombia, en 1965. Se ordenó sacerdote dominico
en 1992 y desde 2009 es prior del convento dominico de Chiquinquirá, Colombia.
Es un veterano predicador y evangelizador, con retiros, grabaciones y años de
debates y foros en Internet. En algunas de sus charlas a evangelizadores habla
de los "Siete escenarios para evangelizar", que resumimos a
continuación.
LOS
7 ESCENARIOS DE LA EVANGELIZACIÓN
1.
Con tus superiores: el escenario vertical ascendente
Es
la situación que se da cuando queremos evangelizar a nuestros jefes en el
trabajo, a nuestros padres, a nuestros políticos...
La
fórmula bíblica a usar en este caso es la de 1 Pedro 2, 18-25, consejos que se
dan a una comunidad cristiana que vive bajo gobernantes paganos. "Sed
sumisos", "soportad el sufrimiento", "Cristo no amenazaba
cuando le maltrataban..." Los cristianos deben ser sumisos, mansos, ante
el poder, no levantiscos. Hay una excepción a esta mansedumbre: "debemos
obedecer a Dios antes que a los hombres".
Buena
parte de la antigua teología de la liberación fracasó porque hablaba de
insubordinarse, de tomar el poder. Pero los primeros cristianos no hacían
células para derrocar al César, sino que vivían de tal forma que cambiaron la
sociedad. Los esclavos convirtieron a las matronas romanas con su ejemplo, y
ellas convirtieron al Imperio. Los cristianos tienen que participar en
política, en la sociedad, pero no deben idolatrar el poder: la toma del poder
no evangelizará el mundo. Ser un trabajador brillante y modélico sí puede
evangelizar a tu jefe, a tus padres.
2.
Con tus subordinados: el modelo vertical descendente
Es
la situación que se da, por ejemplo, cuando un padre intenta transmitir la fe a
sus hijos, o un profesor a sus alumnos, un catequista a sus chavales de
comunión...
La
fórmula bíblica adecuada es Efesios 6,1-9: "Padres, no exasperéis a los
hijos; formadlos con instrucción; amos, tratad a vuestros esclavos sin
amenazas, recordad que tenéis un Amo en el Cielo". "No
exasperar" implica conocer los límites de nuestros subordinados, y no
rebasarlos. "Instrucción" significa explicar los porqués, razonar las
cosas, no limitarse a aplicar la autoridad. Esta formación a los subordinados
implica también los sentimientos y los afectos, no solo lo intelectual. Y en
esta situación siempre hay que reconocer que los corazones y el don de la Fe
pertenecen a Dios: es Él quien evangeliza en realidad. Así que hay que ser
paciente con nuestros hijos, alumnos, pupilos, etc... y sin forzarlos, darles
oportunidades para que Dios actúe.
3.
Con iguales que no escogimos: modelo horizontal forzoso
Es
la situación que se da con nuestros vecinos, los hermanos de nuestra familia,
los compañeros de clase y los de trabajo. No los hemos escogido, nos ha tocado
compartir oficina, casa, vecindario con ellos. Son nuestros iguales y no
tenemos ninguna autoridad sobre ellos.
La
fórmula bíblica adecuada es el capítulo 27 de Hechos de los Apóstoles, en
concretos los versículo 9-12 y 20-26. Es la experiencia de San Pablo como uno
más a bordo de un barco que luego naufraga por no seguir sus consejos. Cada vez
que Pablo se dirige al capitán del barco y la tripulación empieza diciendo:
"amigos...". Les llama amigos y luego explica su testimonio, sus
sentimientos y con un discurso positivo: "amigos, ánimo, yo tengo
fe".
Como
iguales, hemos de reconocer que "vamos en el mismo barco": el mismo
país, la misma empresa, el mismo proyecto... Compartimos humanamente la
amistad, la solidaridad. ¡Y participamos! Participamos en política, en la
economía, nos sentimos vinculados a la sociedad, no nos retiramos a un gueto
cristiano a esperar el fin de los tiempos. Pablo participa con la humildad de
ser un pasajero más en el barco. Espera, espera, espera... y cuando llega el
momento actúa. Ese momento puede ser una enfermedad, la muerte de un pariente,
alguien que se hace preguntas profundas... ahí, la persona, nuestro igual, está
dispuesta a escuchar a un igual, un amigo, un compañero. Esta es la ocasión de
evangelizar. Así, Pablo no puede hacer gran cosa, excepto ser un pasajero
más... hasta que naufragan. Y entonces están dispuestos a escuchar a Dios, y
entonces actúa Pablo.