Los orígenes de la Cuaresma (II)
¿Por qué la ceniza?
Hacia finales del siglo V, el
miércoles y viernes previos al primer domingo de cuaresma comenzaron a
celebrarse cómo si formaran parte del período penitencial, probablemente como
medio de compensar los domingos y días en los que se rompía el ayuno.
Dicho miércoles, los penitentes por la imposición
de la ceniza, ingresaban en el orden que regulaba la penitencia canónica.
Cuando la institución penitencial desapareció, el rito se extendió a toda la
comunidad cristiana: este es el origen del Miércoles de Ceniza o «Feria IV anerum».
El proceso de alargamiento del período penitencial
continuó de forma irremediable. Esta anticipación del ayuno cuaresmal no
es una práctica exclusivamente romana: se encuentra también en Oriente, y en
diversas regiones de Occidente.
Probablemente se trata de una praxis originada en
la ascesis monástica y más tarde propagada entre la comunidad
cristiana, aunque resulte difícil conocer sus características.
¿Por qué los cuarenta días?
El significado teológico de la Cuaresma es
muy rico. Su estructura de cuarentena conlleva un enfoque
doctrinal peculiar.
En efecto, cuando el ayuno se limitaba a dos días —o
una semana a lo sumo—, esta praxis litúrgica podía justificarse simplemente por
la tristeza de la Iglesia ante la ausencia del Esposo, o por
el clima de ansiosa espera; mientras que el ayuno cuaresmal supone desde el
principio unas connotaciones propias, impuestas por el significado
simbólico del número cuarenta.
En primer lugar, no debe pasarse por alto que toda la
tradición occidental inicia la Cuaresma con la lectura del evangelio de
las tentaciones de Jesús en el desierto: el período cuaresmal
constituye, pues, una experiencia de desierto, que al igual que en el caso del Señor, se prolonga durante
cuarenta días.
En la Cuaresma, la Iglesia
vive un combate espiritual intenso, como tiempo de ayuno y de prueba.
Así lo manifiestan también los cuarenta años de peregrinación del
pueblo de Israel por el Sinaí.
Otros simbolismos enriquecen el número cuarenta, como
se advierte en el Antiguo y Nuevo Testamento. Así, la cuarentena evoca la idea
de preparación: cuarenta días de Moisés y Elíasprevios al
encuentro de Yahveh; cuarenta días empleados por Jonás para
alcanzar la penitencia y el perdón; cuarenta días de ayuno de Jesús antes del comienzo de su ministerio público. La Cuaresma es un período de preparación para la
celebración de las solemnidades pascuales: iniciación cristiana y
reconciliación de los penitentes.
Por último, la tradición cristiana ha interpretado también
el número cuarenta como expresión del tiempo de la
vida presente, anticipo del mundo futuro. El Concilio Vaticano II(cfr. SC
109) ha señalado que la Cuaresma posee una doble dimensión, bautismal
y penitencial, y ha subrayado su carácter de tiempo de
preparación para la Pascua en un clima de atenta escucha a la Palabra de Dios y
oración incesante.
El período cuaresmal concluye la mañana del
Jueves Santo con la Misa crismal —Missa
Chrismalis— que el obispo concelebra con sus presbíteros. Esta Misa
manifiesta la comunión del obispo y sus presbíteros en el único e idéntico
sacerdocio y ministerio de Cristo. Durante la celebración se bendicen, además,
los santos óleos y se consagra el crisma.
El tiempo de Cuaresma se extiende desde el
miércoles de Ceniza hasta la Misa de la cena del Señor exclusive. El
miércoles de Ceniza es día de ayuno y abstinencia; los viernes de Cuaresma se
observa la abstinencia de carne. El Viernes Santo también se viven el
ayuno y la abstinencia.
Fuente: Primeros Cristianos