Los 50 Consejos del Padre Pío
para una
Vida en Gracia (II)
Pequeñas "florecillas" del más famoso
franciscano del siglo XX
11.
El Corazón del Divino Maestro no tiene ley
más amable que la de la dulzura, de la humildad y la caridad…
12.
Pon a menudo tu confianza en la Divina
Providencia, y estate seguro de que pasarán antes el cielo o la tierra, que tu
Señor deje de protegerte.
13.
La caridad es la reina de las virtudes.
Como las perlas se mantienen unidas por el hilo, así las virtudes por la
caridad. E igual que si se rompe el hilo las perlas caen, así, si falta la
caridad, las virtudes se desperdigan.
14.
La beneficencia, venga de donde venga, es
siempre hija de la misma madre, es decir, la providencia.
15.
¿Nos bastamos a nosotros mismos para
formar un deseo santo sin la gracia? Por supuesto que no. Esto lo enseña la fe.
16.
Si en un alma no hubiera otra cosa que el
ansia de amar a Dios, ya lo tiene todo. Porque Dios no está donde no hay deseo
de su amor.
17.
Yo sé que ningún alma puede amar dignamente
a su Dios. Pero cuando hace lo posible por su parte y confía en la Divina
Misericordia, ¿por qué Jesús le va a rechazar? ¿No nos ha mandado amar a Dios
con todas nuestras fuerzas? Así que si has dado todo a Dios, ¿por qué temer?
¿Quizás porque no puedes hacer más? ¡Pero Jesús no pide, no quiere imposibles!
Pide al buen Dios que haga Él mismo lo que tu no puedes hacer.
18.
Te afanas por buscar el sumo bien: pero en
verdad está dentro de ti y te tiene extendido en la Cruz, respirando para
soportar el martirio insoportable y, más aún, para amar amargamente al Amor.
19.
Los males son hijos de la culpa, de la
traición que el hombre ha perpetrado contra Dios … Pero la misericordia de Dios
es grande… Un solo acto de amor del hombre hacia Dios tiene tanto valor a sus
ojos que a Él no le importaría devolverlo regalando toda la creación… El amor
no es otra cosa que la chispa de Dios en los hombres… la esencia misma de Dios
personificada en el Espíritu Santo… Nosotros pobres criaturas deberíamos
dedicar a Dios todo el amor de que somos capaces… Nuestro amor, para ser
adecuado a Dios, debería ser infinito, pero por desgracia sólo Dios es
infinito…
20.
Debemos empeñar todas nuestras energías en
el amor, para que el Señor un día pueda decirnos: Tenía sed y me has saciado, tenía
hambre y me has dado de comer, sufría y me has consolado…
Fuente: Aleteia