25 de Enero
LA CONVERSIÓN DE SAN
PABLO
Éste es un vaso de elección que elegí para que lleve mi nombre ante
los gentiles.
(Hechos 9, 15)
San Pablo es derribado en el camino a Damasco, y de perseguidor
de cristianos se convierte en apóstol de Cristo. El Señor le envía a Ananías
para devolverle la vista y administrarle el santo Bautismo. El Apóstol novel
permanece algunos días con los discípulos de Damasco, y, enseguida, se pone a
predicar a Jesús en las sinagogas, asegurando que es el Hijo de Dios.
MEDITACIÓN SOBRE LA CONVERSIÓN DE SAN PABLO
I. Dios llama a San Pablo derribándolo por tierra y elevándolo
hasta el tercer cielo. Ya no ve a las creaturas pues ha visto a Dios. ¿Quieres
convertirte? Escucha la voz de Dios que te habla; cuando te arrebata tus
placeres, tus parientes, tus amigos, son rayos que recibes que te advierten cierres
los ojos a las cosas de este mundo y eleves tu mirada hacia los cielos. Cuántas
veces ha dicho Jesucristo en el fondo de tu corazón:“¡Desventurado! ¿por qué me persigues?”.
II. San Pablo escucha la voz de Dios, y le responde: Señor, ¿quién eres tú? Examina
las inspiraciones que sientes. ¿Son de Dios? ¿Es la voz de la vanidad o la de
Jesucristo la que te llama a esta obra al parecer tan santa? Desde que hayas
reconocido la voz de Jesucristo, dile con San Pablo:“Señor, ¿qué quieres que haga?”.
III. San Pablo ejecuta con prontitud
aquello que se le manda. Escucha a Ananías, recibe el bautismo e, inmediatamente,
da testimonio de Aquél que lo ha llamado de las tinieblas a la luz. ¿Quieres
tener éxito en tu conversión? No te demores, vete a buscar un prudente y sabio
director espiritual; él será el intérprete de la voluntad de Dios. No
tardes, alma mía, en convertirte al Señor, ni lo difieras de día en día
(Eclesiástico)
Fuente:
http://www.tradicioncatolica.com/