A San Esteban se le
llama "protomartir" porque fue el primer mártir de toda la historia
católica. San Esteban era uno de los hombres de confianza de los apóstoles;
habló y defendió muy bien a Jesús, que entre los judíos generó cierto
desconcierto. Por tal razón, la tradición señala que fue llevado ante el
Tribunal Supremo de la Nación, el Sanedrín, para ser acusado con falsos
testigos, los cuales argumentaron que Esteban afirmaba que Jesús iba a destruir
el templo y a acabar con las leyes de Moisés.
Sin embargo, el santo no
se atemorizó, y por el contrario, pronunció un impresionante discurso en el
cual fue recordando toda la historia del pueblo de Israel (Hechos 7) y a través
del cual exhortó a los judíos a rectificar, reprendiéndolos por haber llegado
al extremo de no sólo no reconocer al Salvador, sino de haberlo además
crucificado.
Llenos de ira, éstos lo
arrastraron fuera de la ciudad y lo apedrearon.
Los que lo apedreaban
dejaron sus vestidos junto a un joven llamado Saulo (el futuro San Pablo que se
convertirá por las oraciones de este mártir) y que aprobaba aquel delito.
Mientras lo apedreaban, Esteban decía: "Señor Jesús, recibe mi
espíritu". Y de rodillas dijo con fuerte voz: "Señor, no les tengas
en cuenta este pecado". Y diciendo esto, murió.
Los cristianos lo
rescataron y dieron a su cuerpo digna sepultura.
Fuente; Aciprensa